Consuelo, Mar… esas alimentadoras

Cuando las asociaciones asumimos la gestión ética de colonias felinas para la aplicación del CER, la mayoría de éstas vienen siendo alimentadas por personas anónimas, la mayor parte mujeres desde años atrás.

Personas que tanto en invierno como en verano, han cuidado de que estos gatos tuvieran agua para calmar su sed y algo que llevarse a la boca.

Personas que han tratado de buscar hogares a las crías que iban naciendo para evitarles la dureza de la calle.

La supervivencia de estas poblaciones felinas ha dependido de su generosidad, empatía y amor por estos animales que no es sino amor por seres que sienten, amor a por la vida.

Alimentadoras

De ellas estos animales han recibido la única caricia ante tanta indiferencia y a menudo hostilidad.

Ellas han sufrido a menudo la incomprensión y a veces actitudes violentas por parte de quienes desprecian a sus vecinos los gatos.

Ellas les han puesto nombre y han convertido a un gato “cualquiera” en Cleo, Seda, Patitas…. en alguien para alguien.

Con ellas han conocido a seres humanos, seres que también consideran que tienen derecho a compartir el suelo que pisan y que algunos piensan que es solo suyo.

Cuando enGatadas inició su andadura, quienes venían cuidando de estas colonias nos acogieron contentas y esperanzadas al saber que veníamos a aplicar el Método CER, es decir, la captura, esterilización y retorno a su lugar de esos gatos de la calle para contribuir a mejorar sus condiciones de vida y evitar poblaciones descontroladas y camadas malviviendo y malmuriendo en solares y descampados.

A través de ellas hemos elaborado el árbol genealógico de las colonias.

Junto a ellas proseguimos y complementamos esa labor de dignificar y dotar de cierta calidad su existencia siempre en el punto de mira de la intolerancia.

A todas ellas, Consuelo, Mar…. gracias por estar desde siempre y continuar siendo parte de esa corriente que cada día fluye con mayor caudal en cuanto a implicación y número de personas porque la demanda social de mejorar la vida de los animales es imparable frente a todas las reticencias y la desidia institucional.

Como decía Victor Hugo “No hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo” y el tiempo de los animales ha llegado para quedarse.

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