Panda y Pingüi, de una camada de cinco chicas hijas de Maléfica, nacieron en nuestra Colonia Camino durante el confinamiento. Cuando pudimos tener acceso a ellas, detectamos que éstas dos tenían problemas de salud y las rescatamos.
Pingüi padecía de prolapso rectal del que la rápida intervención facilitó que enseguida se corrigiera y Panda una fuerte infección de ojos que estuvo a punto de hacerle perder la vista.
Durante el tiempo en que su visión estuvo limitada, su hermana Pingüi fue su lazarillo porque Panda únicamente se movía si la tenía cerca ya que le daba seguridad, confianza lo que generó un vínculo tan fuerte entre ellas que nos determinó a luchar porque pudieran encontrar un hogar para ambas y no separarlas.
Y ese hogar felizmente ha llegado; las peques han quedado reservadas y en breve marcharán para ser parte de una familia tan guapa como ellas.
En este final tan bonito no se puede dejar de nombrar a sus dos casas de acogida que han contribuido a que las nenas gocen de salud y bienestar emocional, a padrinos y madrinas que apostaron por ellas, con mención especial a León, ese padrino de 7 años, autor de cómics para pedir su adopción y que conmovió por esa fuerza e inocencia infantil que cree en la magia de los sueños… bendita magia.
Mención igualmente especial a esa gran familia enGatada que hemos ido tejiendo en nuestras redes, promotora de la “OperaciónPinPan” cuya ayuda ha sido inestimable y determinante en el resultado final.
Así pues hemos vivido en enGatadas una vez más un proceso feliz en el sentido de que ha aunado a gatos que han encontrado a esos adoptantes que sabíamos existían para ellas en alguna parte y que terminarían apareciendo y a personas que cada día nos acompañan y dan lo mejor y más valioso en este mundo como son la generosidad, la empatía, el compromiso y la ilusión.
Gracias por tantísimo cariño y entrega.
Si un camino de mil millas empieza con un paso adelante, en enGatadas tenemos a lxs mejores compañerxs de ruta