Pelos nos ha dejado… y como sabemos que hay un cielo de los gatos, hoy estará con Caramelo, Matilda, Alicia, Ulises…
La de Pelos es una triste historia recurrente, conocida por quienes “militamos” a pie de calle por el bienestar y los derechos de los animales: la del gato que vive con su humana y que cuando ésta fallece, va fuera.
Tras su paso por la calle donde encontró amparo en una colonia felina, Pelos llegó a Engatadas hace unos seis meses con un fallo renal muy grave e inmunodeficiencia felina. Las expectativas de vida eran cortísimas.
Nuestra compañera Inma la acogió en su casa y la cuidó con todo ese cariño y dedicación que ella vuelca en los gatos y, en especial a los que han sido de alguna forma desahuciados dado el estado en que son rescatados… acordaos de Bizqui.
Gatos que, contra todo pronóstico, se aferran a ese hilo que les tiende y con el que teje muchos pequeños momentos de vida digna, de tal forma que cuando sus fuerzas definitivamente se apagan, se marchan repletos de cuidados, desvelos, de tantos ratos de cobijo en sus brazos, de tanto amor… que les resarce de toda la miseria moral que han padecido; ellos que solo nacen para enriquecer nuestras vidas cuando les otorgamos la consideración, el respeto y el cariño que les corresponde.
Gracias a sus vetes Ana, María y Ruth; a Esther, Chus, María y Andrés, esas madrinas y padrino que han querido contribuir a sufragar los gastos veterinarios y la especial alimentación de Pelos.
Gracias a vosotr@s, comunidad Engatada, por acompañarnos siempre.