Ulises nos ha dejado

Ulises era un gato de nuestra Colonia Estanque de Albacete. Mar junto a su marido Serafín le atendía cada noche lloviera, nevara, cayeran rayos de punta… como tantas veces decía Mar, ”a la familia hay que cuidarla”.

Hace unos meses el pequeño Uli que acudía al punto de alimentación a diario pero durante el día permanecía en otro lugar, empezó a dar señales de no encontrarse muy bien, se mostraba desganado. Uli era un “gatoCER” pero el CER implica no solo esterilización y alimentación sino la vigilancia de su bienestar general y estado de salud de por vida.

Fue llevado a la clínica veterinaria donde se le diagnóstico anemia. Se le puso un tratamiento y se retornó adonde él solía estar con un control muy estrecho.

Para evitar que Uli cada noche se desplazara hasta el punto de alimentación y eso le fatigara, Mar se turnaba con su marido o en ocasiones iban juntos hasta donde estaba Uli por el día para llevarle su medicación y las latitas especiales que le compramos para que remontara.

No hay palabras para ese gesto de entrega y amor que te sobrepone frente a tanta mediocridad, falta de ética, indiferencia, desidia, dejación, crueldad social e institucional hacia seres sintientes, animales no humanos que solo se diferencian de nosotros en que no “piensan” como si nosotros lo hiciéramos siempre o lo que pensamos fuera tantas veces algo digno de reseñar… o que no “hablan”, pues claro que hablan, solo es necesario esforzarse y querer entenderlos con el trato cotidiano, vaya si te hablan…

A pesar de la medicación y la especial alimentación veíamos que Uli no mejoraba, el brillo de una mirada dice mucho y la suya estaba apagada. Le volvimos a llevar a la clínica veterinaria donde se le realizaron nuevas pruebas y, llegó el peor de los diagnósticos, la anemia era debida a una leucemia felina en estado avanzado.

Estaba claro que Uli no podía, no debía estar en la calle donde no hubiera sobrevivido ni dos días.

Estaba claro que no podíamos dejar marchar a Uli sin haberle ofrecido todo lo que estaba a nuestro alcance y darle la posibilidad de conocer el calor y la tranquilidad de un hogar y… a Mar y Serafín, les hizo el relevo Chusa.

Chusa vive con su perro, pero tenía experiencia en gatos y quiso ser esa última oportunidad de que tuviera un techo, su cuenco de agua y pienso, de compartir su cama, su sofá, de recibir caricias sin horarios…

Hace unos días ante la desgana de Ulises, le puso un “banquete” con diferentes tipos de comida para que picoteara lo que más le gustara… el que hubiera sido su último banquete… no lo probó.

Uli dentro de la gravedad se ha ido manteniendo pero el final era inexorable y de la misma forma que hay que ser generosos amándolos, hay que serlo dejándoles marchar cuando su cuerpo batalla contra el sufrimiento irreversible.

Hay reflexiones que se repiten pero que no suenan a algo manido, caduco: no hay mayor dolor que el de un animal que se marcha sin haber sido alguien para alguien, sin haber conocido el amor, sin haber conocido una parte de los humanos que les dignifica, la entrega, la empatía, el compromiso por todos los seres sintientes, sin hacer distinciones entre especies, colores, razas… porque quien ama de verdad, ama por encima de todas las categorías y etiquetas.

Querido Uli, hoy como con cada gato que ha formado parte de la familia enGatada, lloramos por ti porque te has ido, pero como el resto de los que hemos cuidado y amado “te quedas” porque lo que se ama permanece, de otra manera, pero permanece que la vida ya nos ha enseñado a vivir con las presencias y con las ausencias.

Gracias de todo corazón, Mar y Serafín, por ese compromiso llevado a pie de calle, que la vida os devuelva el bien que dais.

Gracias, Chusa, por haberle acompañado en su trayecto final con esa devoción y dedicación, que la vida te devuelva lo que das.

Gracias a esa familia enGatada que le ha conocido a través de las redes y le ha hecho un poquito suyo.

Hasta siempre cariño, porque hay un mañana donde todos volveremos a reunirnos.

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